Pues descubierto el monstruo de la charca, le monté en casa un acuario de 400 L, donde me alcanzó los 40 cm. Un dia se salió de él, echando abajo el sistema de iluminación, la media tapa de cristal, y montando un lio monumental, menos mal que la mesa era muy bajita. entré a la habitación y me la encontré trepando por una esquina de la pared, a la altura más o menos de mis ojos, es decir, sobre 1,70 m.
La logística de la operación tenía tela. Tenía que evitar que no se cayera abajo de esa altura, desengancharle las zarpas de la pared y evitar que no me arrancara las mias propias. Le puse unos cuantos cojines debajo y la bajé con el palo de una escoba hasta que cayó. Entonces el bicho, lejos de acongojarse, se puso a echar bocados al aire. Esperé a que se tranquilizase, la metí en una bolsa de deporte y me la llevé al Zoo de Valencia, donde estuvo muchos años, con otros dos ejemplares más pequeños, esta era macho. Lo hice porque tenía 18 años, internet era algo de uso militar, la información escasa, y sobre todo, porque si me pilla mi madre, me mata.
Niños, cuidadito con las Chelydras.