CLASIFICACIÓN:
Família: Pteropódidos
Orden: Quirópteros
Clase: Mamíferos
DISTRIBUCIÓN:
La especie aegyptiacus se distribuye por África, Pakistán y sudeste
asiático. Las diferentes subespecies se encuentran repartidas por
Egipto, Israel, Chipre, Líbano, Siria, Turquía, Malasia, Sulawesi y
Filipinas.
DESCRIPCIÓN Y HÁBITAT:
El vampiro de la fruta es un gran murciélago de 95 a 177 mm de
longitud de cabeza y cuerpo, con una cola de 65 a 103 mm y un peso
que oscila entre 81 y 170 gramos. Los machos son claramente más
grandes que las hembras.
De coloración bastante discreta y monótona, las partes superiores
son marronaceas mientras que las inferiores algo más claras.
La cabeza tiene cierto parecido con la de un zorro ya que no
presenta las típicas estructuras complicadas de los hocicos y orejas
de otras especies de quirópteros de menor tamaño (microchiroptera).
Ocupan una gran variedad de hábitats, desde las tierras bajas hasta
las montañas, donde frecuentan y descansan en viejos templos,
grietas de rocas, árboles y, sobretodo, cuevas.
Viven formando grandes colonias de hasta 9.000 individuos que se
apiñan estrechamente manteniendo el contacto corporal. En estas
colonias, las peleas son constantes y van acompañadas de ruidosos
gritos y roncos carraspeos por lo que suelen ser bastante ruidosos e
inquietos durante las horas diurnas.
La mayor parte de la actividad se concentra al atardecer y por la
noche, no obstante, se han observado vampiros de la fruta volando
durante el día.
Determinadas poblaciones de este vampiro realizan migraciones
estacionales, además, son bastante irregulares en cuanto a su
presencia en una zona concreta ya que la rápidamente cuando el
alimento deja de estar disponible
MANTENIMIENTO:
Lo ideal son los cercados grandes donde los vampiros de la fruta
disponen del espacio necesario para realizar todas sus actividades
normales, sin embargo, muchos investigadores y parques zoológicos
los han mantenido con éxito en emplazamientos más pequeños
permitiéndoles, por lo menos cada dos días, ejercitar el vuelo en
una sala temporal (preferentemente circular) acondicionada para este
fin; ya que los músculos de animales que no han podido volar durante
un mes (aprox.) acaban por atrofiarse y pierden la habilidad para
volar.
INSTALACIÓN:
Existen una serie de condiciones muy importantes que hay que
respetar a la hora de construir una instalación que vaya a albergar
a una colonia de murciélagos:
Todas las superficies con las que entren en contacto directo
deben ser no abrasivas.
Hay que evitar el uso de acero galvanizado porque la orina
corroe las superficies estañadas y puede causar envenenamiento
por ingestión de zinc. Por lo tanto, si un cercado contiene
alambre, es recomendable que este recubierto de vinilo o
teflón o sea una malla de polietileno.
El tamaño de la luz del alambre o malla deben ser lo
suficientemente pequeñas para impedir el paso de un ala, pero
no tanto como para impedir que puedan colgarse de él con las
garras.
Existe la posibilidad de colocar una pared frontal de cristal,
aunque puede ser necesario grabar o enjabonar dicho cristal
durante unos días hasta que los animales se acostumbren a él.
En este caso, como en el resto de alojamientos, es
indispensable asegurar una buena ventilación para evitar el
aumento de malos olores y la aparición de microorganismos
nocivos.
En el caso de construir una instalación tipo cueva, esta debe
ser semi-áspera, para facilitar el agarre de los vampiros, y
es aconsejable crear muchos pequeños entrantes cóncavos para
ofrecer múltiples territorios. Finalmente, la bóveda debe ser
desigual y caracterizada por muchos niveles de elevación para
simular un ambiente natural.
En el caso de una construcción al aire libre, el uso de un
cercado doble reducirá la posibilidad de fugas. En este caso,
el segundo cercado debe estar a más de 5 cm para minimizar el
riesgo de que una pata alcance el alambre exterior y quede
enredada con el interior. Además, siempre deben proporcionarse
áreas sombreadas, naturales o artificiales, y zonas
resguardadas del viento y la lluvia.
Los vampiros pueden descender de vez en cuando al suelo, por
lo que se recomienda un substrato natural como tierra, césped
o incluso paja, pero hay que evitar el uso de arena ya que
podrían ingerirla. Otra opción, más higiénica, es la de
enlosar el suelo y colocar un buen desagüe para facilitar su
limpieza
Hay que evitar bordes afilados de ramas, rocas, etc... que
podrían dañar e incluso rasgar las alas.
Puede completarse la instalación con la colocación de ramas
rugosas, sogas pesadas, vides, troncos … que permitan a los
animales trepar, esconderse, desgastar las uñas, etcétera.
Es aconsejable el uso de rociadores para refrescar el ambiente
y como fuente de agua.
En cuanto a la temperatura, el rango correcto se sitúa entre 21 y
30ºC pero no toleran temperaturas demasiado bajas durante extensos
períodos de tiempo por lo que en algunos casos será necesario el
aporte de calor suplementario. Si se utilizan lámparas de calor hay
que protegerlas adecuadamente del contacto directo para que no
puedan producirse quemaduras; además, es recomendable proporcionar
varios puntos de calor para evitar enfrentamientos y agresiones
entre ellos por hacerse con un lugar cerca de la fuente de calor.
Con respecto a la humedad, existen pocos datos, sin embargo,
humedades relativas del 60 al 90% parecen adecuadas. Si es demasiado
baja, aparecen síntomas muy evidentes como resquebrajamiento de uñas
y alas, y piel reseca.
A pesar de tratarse de animales de hábitos crepusculares y
nocturnos, los vampiros de la fruta necesitan unas condiciones de
fotoperiodo natural, es decir, no pueden mantenerse las 24 horas en
oscuridad absoluta. Durante el día (de 10 a 12 horas) la iluminación
puede llevarse a cabo con tubos fluorescentes de espectro de luz
solar mientras que por la noche son sustituidas por halógenos con
filtros azules que simulan el color y la intensidad de la luz de la
luna. Hay que evitar a toda costa los cambios bruscos de iluminación
que podrían darse al apagarse los fluorescentes de luz día y entrar
en la más absoluta oscuridad.
ALIMENTACIÓN:
La dieta natural del vampiro de la fruta consiste básicamente en
frutos, polen, néctar y otras partes de plantas nativas.
A veces llegan a recorre grandes distancias entre sus lugares de
descanso y sus zonas de alimentación (hasta 15 km.) con su vuelo
lento pero potente.
Generalmente detectan el alimento con el olfato. Una vez esto
ocurre, pueden mordisquear el alimento mientras revolotean o posarse
en un árbol y trepar por él en busca de sus frutos o flores.
Ingieren el alimento colgados de una rama por una pata, mientras que
con la otra presionan contra la barbilla la pieza de fruta para
poder morderla. En ocasiones mastican flores para obtener el néctar.
En cautividad podemos ofrecerle una gran variedad de fruta (manzana,
plátano, uva, pera, papaya, higos secos, melón, kiwi, …), vegetales
(zanahoria, judías verdes, maíz, lechuga, espinacas, etc.).
Cuando comen los Rousettus aplastan la pulpa de la fruta madura en
la boca, engullen el zumo y escupen los restos de pulpa y semillas,
aunque parte de la pulpa tierna es engullida. El material tragado
pasa a través de un tracto digestivo muy simple en un tiempo muy
corto (una media hora).
REPRODUCCIÓN:
Según parece, algunas poblaciones de vampiro de la fruta presentan
dos períodos de reproducción dentro de un mismo año, sin embargo la
mayoría de las hembras crían solamente en uno; esto es posible
gracias a que las hembras pueden experimentar un breve estro
post-parto (período de fertilidad justo después del parto) y
entonces tener descendencia en dos estaciones diferentes del año.
Tras una gestación de unos 4 meses nace un solo pequeño, raramente
gemelos, de unos 20 gramos de peso, que cuida la madre hasta que
alcanza los 2,5-3 meses de edad, momento en que la cría es destetada
y ya está capacitada para volar por sus propios medios.
En cautividad la mayoría de los nacimientos ocurren durante la
primavera (marzo, abril y mayo) con una sola cría por nacimiento en
un 75% de los casos (25% gemelos) mientras que los segundos
nacimientos se dan de finales de julio hasta principios de
noviembre.
La madurez sexual de algunas hembras es alcanzada a los 7-8 meses de
edad, no obstante, otras no lo son hasta los 15-16 meses.
CURIOSIDADES:
Parece ser que los Rousettus son el único genero de la familia con
la capacidad de orientarse a través del sentido de la
ecolocalización, ya que el resto se guían por la vista, y que
básicamente consiste en un mecanismo por el cual obtienen
información exacta de su entorno gracias a la emisión y posterior
recepción de unas ondas sonoras que producen mientras vuelan.
Como todos los murciélagos, cuando descansan se cuelgan de los pies
boca abajo.
En cautividad pueden vivir más de 30 años.
No parece que las poblaciones de este quiróptero estén en grave
peligro, sin embargo, si son constantemente perseguidas por el
hombre, ya sea para alimento, para el comercio lucrativo o,
sobretodo, por el daño que producen a las cosechas de frutales.
A parte de la persecución a la que es sometido por parte del hombre,
los vampiros de la fruta deben enfrentarse a otros peligros como son
el gran numero de depredadores que tienen (especialmente gatos) y a
las extremas condiciones que ocurren en algunos inviernos, y que
reducen considerablemente el numero de sus poblaciones.
Actualmente la actitud hacia los murciélagos está mejorando.
Sergi Clivillé Rovirosa
Biólogo
Família: Pteropódidos
Orden: Quirópteros
Clase: Mamíferos
DISTRIBUCIÓN:
La especie aegyptiacus se distribuye por África, Pakistán y sudeste
asiático. Las diferentes subespecies se encuentran repartidas por
Egipto, Israel, Chipre, Líbano, Siria, Turquía, Malasia, Sulawesi y
Filipinas.
DESCRIPCIÓN Y HÁBITAT:
El vampiro de la fruta es un gran murciélago de 95 a 177 mm de
longitud de cabeza y cuerpo, con una cola de 65 a 103 mm y un peso
que oscila entre 81 y 170 gramos. Los machos son claramente más
grandes que las hembras.
De coloración bastante discreta y monótona, las partes superiores
son marronaceas mientras que las inferiores algo más claras.
La cabeza tiene cierto parecido con la de un zorro ya que no
presenta las típicas estructuras complicadas de los hocicos y orejas
de otras especies de quirópteros de menor tamaño (microchiroptera).
Ocupan una gran variedad de hábitats, desde las tierras bajas hasta
las montañas, donde frecuentan y descansan en viejos templos,
grietas de rocas, árboles y, sobretodo, cuevas.
Viven formando grandes colonias de hasta 9.000 individuos que se
apiñan estrechamente manteniendo el contacto corporal. En estas
colonias, las peleas son constantes y van acompañadas de ruidosos
gritos y roncos carraspeos por lo que suelen ser bastante ruidosos e
inquietos durante las horas diurnas.
La mayor parte de la actividad se concentra al atardecer y por la
noche, no obstante, se han observado vampiros de la fruta volando
durante el día.
Determinadas poblaciones de este vampiro realizan migraciones
estacionales, además, son bastante irregulares en cuanto a su
presencia en una zona concreta ya que la rápidamente cuando el
alimento deja de estar disponible
MANTENIMIENTO:
Lo ideal son los cercados grandes donde los vampiros de la fruta
disponen del espacio necesario para realizar todas sus actividades
normales, sin embargo, muchos investigadores y parques zoológicos
los han mantenido con éxito en emplazamientos más pequeños
permitiéndoles, por lo menos cada dos días, ejercitar el vuelo en
una sala temporal (preferentemente circular) acondicionada para este
fin; ya que los músculos de animales que no han podido volar durante
un mes (aprox.) acaban por atrofiarse y pierden la habilidad para
volar.
INSTALACIÓN:
Existen una serie de condiciones muy importantes que hay que
respetar a la hora de construir una instalación que vaya a albergar
a una colonia de murciélagos:
Todas las superficies con las que entren en contacto directo
deben ser no abrasivas.
Hay que evitar el uso de acero galvanizado porque la orina
corroe las superficies estañadas y puede causar envenenamiento
por ingestión de zinc. Por lo tanto, si un cercado contiene
alambre, es recomendable que este recubierto de vinilo o
teflón o sea una malla de polietileno.
El tamaño de la luz del alambre o malla deben ser lo
suficientemente pequeñas para impedir el paso de un ala, pero
no tanto como para impedir que puedan colgarse de él con las
garras.
Existe la posibilidad de colocar una pared frontal de cristal,
aunque puede ser necesario grabar o enjabonar dicho cristal
durante unos días hasta que los animales se acostumbren a él.
En este caso, como en el resto de alojamientos, es
indispensable asegurar una buena ventilación para evitar el
aumento de malos olores y la aparición de microorganismos
nocivos.
En el caso de construir una instalación tipo cueva, esta debe
ser semi-áspera, para facilitar el agarre de los vampiros, y
es aconsejable crear muchos pequeños entrantes cóncavos para
ofrecer múltiples territorios. Finalmente, la bóveda debe ser
desigual y caracterizada por muchos niveles de elevación para
simular un ambiente natural.
En el caso de una construcción al aire libre, el uso de un
cercado doble reducirá la posibilidad de fugas. En este caso,
el segundo cercado debe estar a más de 5 cm para minimizar el
riesgo de que una pata alcance el alambre exterior y quede
enredada con el interior. Además, siempre deben proporcionarse
áreas sombreadas, naturales o artificiales, y zonas
resguardadas del viento y la lluvia.
Los vampiros pueden descender de vez en cuando al suelo, por
lo que se recomienda un substrato natural como tierra, césped
o incluso paja, pero hay que evitar el uso de arena ya que
podrían ingerirla. Otra opción, más higiénica, es la de
enlosar el suelo y colocar un buen desagüe para facilitar su
limpieza
Hay que evitar bordes afilados de ramas, rocas, etc... que
podrían dañar e incluso rasgar las alas.
Puede completarse la instalación con la colocación de ramas
rugosas, sogas pesadas, vides, troncos … que permitan a los
animales trepar, esconderse, desgastar las uñas, etcétera.
Es aconsejable el uso de rociadores para refrescar el ambiente
y como fuente de agua.
En cuanto a la temperatura, el rango correcto se sitúa entre 21 y
30ºC pero no toleran temperaturas demasiado bajas durante extensos
períodos de tiempo por lo que en algunos casos será necesario el
aporte de calor suplementario. Si se utilizan lámparas de calor hay
que protegerlas adecuadamente del contacto directo para que no
puedan producirse quemaduras; además, es recomendable proporcionar
varios puntos de calor para evitar enfrentamientos y agresiones
entre ellos por hacerse con un lugar cerca de la fuente de calor.
Con respecto a la humedad, existen pocos datos, sin embargo,
humedades relativas del 60 al 90% parecen adecuadas. Si es demasiado
baja, aparecen síntomas muy evidentes como resquebrajamiento de uñas
y alas, y piel reseca.
A pesar de tratarse de animales de hábitos crepusculares y
nocturnos, los vampiros de la fruta necesitan unas condiciones de
fotoperiodo natural, es decir, no pueden mantenerse las 24 horas en
oscuridad absoluta. Durante el día (de 10 a 12 horas) la iluminación
puede llevarse a cabo con tubos fluorescentes de espectro de luz
solar mientras que por la noche son sustituidas por halógenos con
filtros azules que simulan el color y la intensidad de la luz de la
luna. Hay que evitar a toda costa los cambios bruscos de iluminación
que podrían darse al apagarse los fluorescentes de luz día y entrar
en la más absoluta oscuridad.
ALIMENTACIÓN:
La dieta natural del vampiro de la fruta consiste básicamente en
frutos, polen, néctar y otras partes de plantas nativas.
A veces llegan a recorre grandes distancias entre sus lugares de
descanso y sus zonas de alimentación (hasta 15 km.) con su vuelo
lento pero potente.
Generalmente detectan el alimento con el olfato. Una vez esto
ocurre, pueden mordisquear el alimento mientras revolotean o posarse
en un árbol y trepar por él en busca de sus frutos o flores.
Ingieren el alimento colgados de una rama por una pata, mientras que
con la otra presionan contra la barbilla la pieza de fruta para
poder morderla. En ocasiones mastican flores para obtener el néctar.
En cautividad podemos ofrecerle una gran variedad de fruta (manzana,
plátano, uva, pera, papaya, higos secos, melón, kiwi, …), vegetales
(zanahoria, judías verdes, maíz, lechuga, espinacas, etc.).
Cuando comen los Rousettus aplastan la pulpa de la fruta madura en
la boca, engullen el zumo y escupen los restos de pulpa y semillas,
aunque parte de la pulpa tierna es engullida. El material tragado
pasa a través de un tracto digestivo muy simple en un tiempo muy
corto (una media hora).
REPRODUCCIÓN:
Según parece, algunas poblaciones de vampiro de la fruta presentan
dos períodos de reproducción dentro de un mismo año, sin embargo la
mayoría de las hembras crían solamente en uno; esto es posible
gracias a que las hembras pueden experimentar un breve estro
post-parto (período de fertilidad justo después del parto) y
entonces tener descendencia en dos estaciones diferentes del año.
Tras una gestación de unos 4 meses nace un solo pequeño, raramente
gemelos, de unos 20 gramos de peso, que cuida la madre hasta que
alcanza los 2,5-3 meses de edad, momento en que la cría es destetada
y ya está capacitada para volar por sus propios medios.
En cautividad la mayoría de los nacimientos ocurren durante la
primavera (marzo, abril y mayo) con una sola cría por nacimiento en
un 75% de los casos (25% gemelos) mientras que los segundos
nacimientos se dan de finales de julio hasta principios de
noviembre.
La madurez sexual de algunas hembras es alcanzada a los 7-8 meses de
edad, no obstante, otras no lo son hasta los 15-16 meses.
CURIOSIDADES:
Parece ser que los Rousettus son el único genero de la familia con
la capacidad de orientarse a través del sentido de la
ecolocalización, ya que el resto se guían por la vista, y que
básicamente consiste en un mecanismo por el cual obtienen
información exacta de su entorno gracias a la emisión y posterior
recepción de unas ondas sonoras que producen mientras vuelan.
Como todos los murciélagos, cuando descansan se cuelgan de los pies
boca abajo.
En cautividad pueden vivir más de 30 años.
No parece que las poblaciones de este quiróptero estén en grave
peligro, sin embargo, si son constantemente perseguidas por el
hombre, ya sea para alimento, para el comercio lucrativo o,
sobretodo, por el daño que producen a las cosechas de frutales.
A parte de la persecución a la que es sometido por parte del hombre,
los vampiros de la fruta deben enfrentarse a otros peligros como son
el gran numero de depredadores que tienen (especialmente gatos) y a
las extremas condiciones que ocurren en algunos inviernos, y que
reducen considerablemente el numero de sus poblaciones.
Actualmente la actitud hacia los murciélagos está mejorando.
Sergi Clivillé Rovirosa
Biólogo