Qué suerte que te lo hayas encontrado, momentos así se cuentan con los dedos de las manos.
Lo que me resulta raro, es que lo dejara ahí la madre a su suerte. Lo mismo le acojonó el peaso perro que tienes, que si no es un mastín, cruce con uno tiene.
Por cierto, tiene una carita de bueno y de no haber roto un plato (sofás y sillones o sillas lo mismo)