Si estamos hablando
de iguanas, ¿por que aguas internacionales?
Y la de la foto no ha sido la única vez que me han arañado así. Si bien con los guantes que ya no me olvido de ponerme y chalecos de manga larga, que espero no tener que mostrar el día de mañana fotos mas gores.
Lo malo de agarrar a una iguana adulta que no es mansa es que si te pasas de fuerza puedes hacerla daño, fácilmente dislocarle o romperle alguna pata. Pero si por temor a hacerla daño aflojas demasiado la presa, y por ejemplo una pata se zafa, que todo lo que pille termina cosido a arañazos. Fue eso exactamente lo que me pasó para terminar con la mano como muestra la foto. Y claro, ellas mientras las tienes agarradas no se quedan quietas y tranquilas, todo el trayecto del terrario interior a la jaula exterior (allá por mayo) se lo pasan debatiéndose y luchando, retorciéndose tanto como pueden. Son solo unos metros, desde mi garaje al fondo del jardín, pero os aseguro que todo ese día me dura el estrés en los brazos por la tensión.
A todo el que tenga iguanas que le animo sin duda a que de pequeñas las sobe para que no se vea como yo, con adultas que hay que manejar a lo Cocodrilo Dundee.