Yo-Kim
Well-Known Member
Hoy ha habido una noticia que normalmente no hubiera desencadenado ningún tipo de comentario por mi parte ... pues para eso soy muy reservado.
Pero ... ma ha pillado sentimental y con RESPETO despues de varias horas de darle vueltas seme ha ocurrido este verso o palabrerio... como quieran llamarle.
Se levantó una noche con faz sudorosa,
se levantó lento, cansado, viejo.
Impregnado su cuerpo en humedad calurosa,
se levantó asustado, manso, preso.
Sus pupilas, hanchas y gastadas escuadriñaban en la oscuridad,
sus ojos rapaces de ave de presa,
buscaban llenos de pánico,
una luz que le diera seguridad.
Sus manos arrugadas tocaban, palpaban a tientas,
buscaban un arma, un sable, una espada, una fusta,
temblorosas, inquietas a tientas y juntas.
Buscaban aquello que sirviera para agarrarse a la vida,
para él justa.
Su voz marchita por años de mando,
gritaba en silencio un agudo chillido de espanto.
Gritaba a la esperanza, callaba en un llanto,
solicitaba un soldado que luchara a su lado.
Estaba solo, como a él le gustaba.
Desde allí a su pueblo oprimía.
Tan solo como cuando en su trono de terror se sentaba,
Y desde allí firmaba las ejecuciones y también las dirigía.
Preso solo y viejo,
preso de soledad, que el mismo pedía.
Viejo por la edad, viejo de alma corroida.
Y Solo por vanidad que era uno de sus tantos pecados en vida.
Ya no había marcha atrás,
entre la oscuridad se cernía, un ser superior,
Un ser que él, a diestro y siniestro repartía.
Un ser que no perdona ni al más rico, ni el mas ladrón.
Un ser que no se compra o domina.
Un ser que no conoce la compasión.
Tanto buscó, que al final lo alló,
Allí en un rincón, allí lo encontró.
Encontró la paz, la paz en el lecho,
Una paz sin dolor.
Que suerte de algunos, que no sufren sus torturas,
Que suerte no tener conciencia,
Pues si ella tuviera, ni muerte ni perdón.
Solo encontaría dolor. Dolor de la forma más pura.
Que se lo cuenten a las viudas, que se lo cuenten a los huérfanos,
a las madres solas y a los presos.
Que se lo digan en las fosas a los muertos.
Díganles que se levanto una noche con faz sudorosa,
Que conoció a la MUERTE de la que el tanto extendía
Pero no les cuenten, ni les digan lo que el de verdad pedía.
Pues después de tantos años que marchitan el recuerdo,
Es de viejos olvidar, de tontos perdonar y solo de niños la inocencia.
Sirva de aviso a los demás dictadores que nunca se les otorgara clemencia.
Pero ... ma ha pillado sentimental y con RESPETO despues de varias horas de darle vueltas seme ha ocurrido este verso o palabrerio... como quieran llamarle.
Se levantó una noche con faz sudorosa,
se levantó lento, cansado, viejo.
Impregnado su cuerpo en humedad calurosa,
se levantó asustado, manso, preso.
Sus pupilas, hanchas y gastadas escuadriñaban en la oscuridad,
sus ojos rapaces de ave de presa,
buscaban llenos de pánico,
una luz que le diera seguridad.
Sus manos arrugadas tocaban, palpaban a tientas,
buscaban un arma, un sable, una espada, una fusta,
temblorosas, inquietas a tientas y juntas.
Buscaban aquello que sirviera para agarrarse a la vida,
para él justa.
Su voz marchita por años de mando,
gritaba en silencio un agudo chillido de espanto.
Gritaba a la esperanza, callaba en un llanto,
solicitaba un soldado que luchara a su lado.
Estaba solo, como a él le gustaba.
Desde allí a su pueblo oprimía.
Tan solo como cuando en su trono de terror se sentaba,
Y desde allí firmaba las ejecuciones y también las dirigía.
Preso solo y viejo,
preso de soledad, que el mismo pedía.
Viejo por la edad, viejo de alma corroida.
Y Solo por vanidad que era uno de sus tantos pecados en vida.
Ya no había marcha atrás,
entre la oscuridad se cernía, un ser superior,
Un ser que él, a diestro y siniestro repartía.
Un ser que no perdona ni al más rico, ni el mas ladrón.
Un ser que no se compra o domina.
Un ser que no conoce la compasión.
Tanto buscó, que al final lo alló,
Allí en un rincón, allí lo encontró.
Encontró la paz, la paz en el lecho,
Una paz sin dolor.
Que suerte de algunos, que no sufren sus torturas,
Que suerte no tener conciencia,
Pues si ella tuviera, ni muerte ni perdón.
Solo encontaría dolor. Dolor de la forma más pura.
Que se lo cuenten a las viudas, que se lo cuenten a los huérfanos,
a las madres solas y a los presos.
Que se lo digan en las fosas a los muertos.
Díganles que se levanto una noche con faz sudorosa,
Que conoció a la MUERTE de la que el tanto extendía
Pero no les cuenten, ni les digan lo que el de verdad pedía.
Pues después de tantos años que marchitan el recuerdo,
Es de viejos olvidar, de tontos perdonar y solo de niños la inocencia.
Sirva de aviso a los demás dictadores que nunca se les otorgara clemencia.