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Nick_Fury
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El siguiente texto lo escribe un ecologista cubano que esta en contra de algunas desiciones ambientalmente catastroficas tomadas por su gobierno. Lean con atencion.
Nuevamente el gobierno mexicano está ante la disyuntiva de votar en contra del gobierno cubano en una reunión internacional, en esta oportunidad para defender otro tipo de derecho universal: el que tenemos todos a que las tortugas de carey no desaparezcan del planeta.
La tortuga de carey se considera en estado de extinción crítico y por ello está incluida en el Libro Rojo de la Unión para la Conservación de la Naturaleza, que registra las especies más amenazadas. Además, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) establece la protección de la tortuga de carey dentro de su apéndice I, el cual incluye la prohibición del comercio internacional para las especies registradas.
A pesar de ello, en el año 1997 el gobierno cubano realizó el primer intento por anular esa prohibición en la Conferencia de las Partes de CITES celebrada en Harare. Afortunadamente, la tesis presentada no logró los votos necesarios y el carey permaneció protegido. Sin embargo, en abril del año 2000 elaboraron nuevos argumentos, los cuales desplegaron ante la XI Conferencia de las Partes de la Convención CITES celebrada en Nairobi, Kenya. En esa oportunidad las autoridades cubanas presentaron dos solicitudes: la primera encaminada a comercializar unos seis mil kilogramos de conchas y la segunda para capturar hasta 500 ejemplares anuales en la zona de Cocodrilo, al suroeste de la isla de Cuba.
Por suerte, los delegados de 150 naciones reunidos en Nairobi negaron al gobierno cubano el permiso para vender las conchas de carey al Japón en una subasta. Ante el fracaso, y debido al amplio rechazo que recibió la primer iniciativa, finalmente decidieron retirar de la votación la otra propuesta, la encaminada a capturar y comercializar la especie.
A pesar de lo anterior el gobierno cubano mantiene con tozudez el interés en lucrar con la especie y por ello ha comenzado a divulgar una propuesta para pasar el quelonio del apéndice I al apéndice II de CITES y con ello lograr finalmente comercializar las ahora más de 7.9 toneladas de escamas de carey al Japón. La insostenible formulación será presentada ante la próxima Convención de CITES a efectuarse en Santiago de Chile, en el mes de noviembre. Según el gobierno cubano, los mares del archipiélago son un paraíso para el carey, donde afirman existe una población que excede los 10,000 ejemplares gracias a los sostenidos esfuerzos de sus instituciones, y por ende comercializar la especie en sus aguas territoriales no implicaría peligro de extinción para la misma.
Sin embargo, en una carta enviada por Greenpace México al maestro Víctor Lichtinger, secretario azteca de Medio Ambiente, se refutan categóricamente esos argumentos: está demostrado (por científicos cubanos) que hasta 10 por ciento de las tortugas que capturan en el oeste de la isla de Cuba tienen haplotipos que únicamente se han encontrado en tortugas anidadas en México. Es claro que una parte significativa de las 7.9 toneladas de concha de carey que Cuba pretende exportar a Japón está compuesta por conchas de tortugas mexicanas.
Por otro lado, el simple hecho de permitir la venta de conchas de carey establecerá la reapertura del comercio internacional (y el consecuente tráfico ilegal) que ha sido identificado como la causa principal de la dramática disminución de las poblaciones de carey en el mundo.
A lo anterior debe agregarse algo aún más alarmante: debido a la ausencia de carne de res la población cubana lleva años tratando de paliar esa carencia mediante el sacrificio ilegal del carey en las costas cubanas. Para valorar la dimensión del problema baste considerar que en un breve reportaje aparecido el mes pasado en la televisión gubernamental de la isla se afirma que entre 20 y 30 quelonios son muertos diariamente por pescadores furtivos. De esta forma se está hablando del sacrificio de más de 7 mil ejemplares al año. Aproximadamente el 70 por ciento de la población de carey que, según el gobierno, existe en los mares cubanos.
Por ende, se puede afirmar que el fracaso económico del modelo dictatorial cubano, y específicamente su incapacidad para suministrar carne de res al pueblo, es causa directa de impacto ambiental letal sobre una especie en peligro de extinción.
Una vez más el gobierno mexicano tiene la oportunidad de valorar los intereses del pueblo cubano, en este caso mediante el respeto de su propia legislación ambiental, accediendo a la clara petición de Greenpace México: rechazar cualquier propuesta (de Cuba o cualquier otro país) que busque reabrir el comercio internacional con tortugas marinas dentro del marco de la CITES.
Como ecologista cubano, pido disculpas ante la comunidad internacional, porque bajo el nombre de nuestra patria se le hace esta irrespetuosa e irresponsable propuesta. Al mismo tiempo nos unimos a la petición mexicana y la extendemos al resto de los países que se reunirán en Santiago, conscientes de que sólo cuando los derechos de los cubanos se respeten, Cuba podrá ser parte cabal de CITES.
---TOMADO DE LA SIGUIENTE PAGINA:
http://www.cubanet.org/CNews/y02/jun02/05o4.htm
Nuevamente el gobierno mexicano está ante la disyuntiva de votar en contra del gobierno cubano en una reunión internacional, en esta oportunidad para defender otro tipo de derecho universal: el que tenemos todos a que las tortugas de carey no desaparezcan del planeta.
La tortuga de carey se considera en estado de extinción crítico y por ello está incluida en el Libro Rojo de la Unión para la Conservación de la Naturaleza, que registra las especies más amenazadas. Además, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) establece la protección de la tortuga de carey dentro de su apéndice I, el cual incluye la prohibición del comercio internacional para las especies registradas.
A pesar de ello, en el año 1997 el gobierno cubano realizó el primer intento por anular esa prohibición en la Conferencia de las Partes de CITES celebrada en Harare. Afortunadamente, la tesis presentada no logró los votos necesarios y el carey permaneció protegido. Sin embargo, en abril del año 2000 elaboraron nuevos argumentos, los cuales desplegaron ante la XI Conferencia de las Partes de la Convención CITES celebrada en Nairobi, Kenya. En esa oportunidad las autoridades cubanas presentaron dos solicitudes: la primera encaminada a comercializar unos seis mil kilogramos de conchas y la segunda para capturar hasta 500 ejemplares anuales en la zona de Cocodrilo, al suroeste de la isla de Cuba.
Por suerte, los delegados de 150 naciones reunidos en Nairobi negaron al gobierno cubano el permiso para vender las conchas de carey al Japón en una subasta. Ante el fracaso, y debido al amplio rechazo que recibió la primer iniciativa, finalmente decidieron retirar de la votación la otra propuesta, la encaminada a capturar y comercializar la especie.
A pesar de lo anterior el gobierno cubano mantiene con tozudez el interés en lucrar con la especie y por ello ha comenzado a divulgar una propuesta para pasar el quelonio del apéndice I al apéndice II de CITES y con ello lograr finalmente comercializar las ahora más de 7.9 toneladas de escamas de carey al Japón. La insostenible formulación será presentada ante la próxima Convención de CITES a efectuarse en Santiago de Chile, en el mes de noviembre. Según el gobierno cubano, los mares del archipiélago son un paraíso para el carey, donde afirman existe una población que excede los 10,000 ejemplares gracias a los sostenidos esfuerzos de sus instituciones, y por ende comercializar la especie en sus aguas territoriales no implicaría peligro de extinción para la misma.
Sin embargo, en una carta enviada por Greenpace México al maestro Víctor Lichtinger, secretario azteca de Medio Ambiente, se refutan categóricamente esos argumentos: está demostrado (por científicos cubanos) que hasta 10 por ciento de las tortugas que capturan en el oeste de la isla de Cuba tienen haplotipos que únicamente se han encontrado en tortugas anidadas en México. Es claro que una parte significativa de las 7.9 toneladas de concha de carey que Cuba pretende exportar a Japón está compuesta por conchas de tortugas mexicanas.
Por otro lado, el simple hecho de permitir la venta de conchas de carey establecerá la reapertura del comercio internacional (y el consecuente tráfico ilegal) que ha sido identificado como la causa principal de la dramática disminución de las poblaciones de carey en el mundo.
A lo anterior debe agregarse algo aún más alarmante: debido a la ausencia de carne de res la población cubana lleva años tratando de paliar esa carencia mediante el sacrificio ilegal del carey en las costas cubanas. Para valorar la dimensión del problema baste considerar que en un breve reportaje aparecido el mes pasado en la televisión gubernamental de la isla se afirma que entre 20 y 30 quelonios son muertos diariamente por pescadores furtivos. De esta forma se está hablando del sacrificio de más de 7 mil ejemplares al año. Aproximadamente el 70 por ciento de la población de carey que, según el gobierno, existe en los mares cubanos.
Por ende, se puede afirmar que el fracaso económico del modelo dictatorial cubano, y específicamente su incapacidad para suministrar carne de res al pueblo, es causa directa de impacto ambiental letal sobre una especie en peligro de extinción.
Una vez más el gobierno mexicano tiene la oportunidad de valorar los intereses del pueblo cubano, en este caso mediante el respeto de su propia legislación ambiental, accediendo a la clara petición de Greenpace México: rechazar cualquier propuesta (de Cuba o cualquier otro país) que busque reabrir el comercio internacional con tortugas marinas dentro del marco de la CITES.
Como ecologista cubano, pido disculpas ante la comunidad internacional, porque bajo el nombre de nuestra patria se le hace esta irrespetuosa e irresponsable propuesta. Al mismo tiempo nos unimos a la petición mexicana y la extendemos al resto de los países que se reunirán en Santiago, conscientes de que sólo cuando los derechos de los cubanos se respeten, Cuba podrá ser parte cabal de CITES.
---TOMADO DE LA SIGUIENTE PAGINA:
http://www.cubanet.org/CNews/y02/jun02/05o4.htm