Gracias!! Pues la verdad es que la idea la saqué de este post, así como los métodos ... No está del todo perfecto, pero bueno, si queréis os cuento cómo lo hice ...
Pues ya que me atreví a hacer la autopsia al pobre animalito (empeoró tan de repente el pobre que quería saber qué le había pasado), pues me quedé con el pobre vacío, y pensé, ya que he conseguido hacer de tripas corazón y abrirlo, pues le quité la piel y se lo puse a los tenebrios. No me atreví a hervirlo primero, ni a limpiar los huesos yo sola. Como aquí en el post comentáisteis lo de los tenebrios, pues me animé a probar, total, no perdía nada, si no, lo enterraría junto a su padre y sin problema.
Para mi asombro, los tenebrios lo dejaron casi totalmente limpio en cosa de horas, tan sólo la cabeza se la dejé toda la noche. Me di cuenta de una cosa importante: quitar las patas antes de que las desmontasen totalmente, pero para cuando caí en ello, era tarde y tres de las patas tenían todos sus huesitos casi sueltos y los minúsculos huesos de las manos y dedos perdidos de posición. Rescaté a tiempo un brazo, lo justo para que me sirviera de modelo, no debí haber esperado tanto a quitar las patas.
La columna la limpiaron de forma impecable, ni siquiera se soltó un solo hueso, ni uno solo de la larguísima cola. El cráneo tardaron más horas, estaba asombrada de lo bien que quedó. Ni tocaron los delicadísimos huesos más finos que un alfiler del interior. Es preciosa la cavidad craneal. El cráneo es un prodigio de ingeniería, la cresta alberga enormes músculos, con ligamentos tan potentes que ni siquiera los tenebrios pudieron comer.
Descubrí también cómo "se aplanan" para hacerse visualmente más grandes, gracias a que tienen una articulación al final de sus costillas que extiende una segunda costilla, tan fina como un alfiler. El problema era que los tenebrios iban soltando estas segundas costillas (ya que sólo iban sujetas al final de las costillas más gruesas), y menudo lío. En cuanto vi que se iban perdiendo entre la mole de tenebrios, las saqué y solté el resto a propósito, y como no sabía muy bien qué hacer, pues me hice un plano y las pegué con celo en su posición.
Así quedó "limpio", aún con cachitos de carne muy seca, que luego habría que quitar. Y el croquis costillar ...
Como véis, el hueso es marrón y amarillo, muy feo, además de los cachitos y los finos tendones por todas partes, así que para blanquearlo y soltar todo lo orgánico, lo remojé en agua oxigenada 30 volúmenes. Imprescindibles los guantes, te blanqueaba la piel como si lejía fuera. Como no sabía el efecto que tendría en el hueso, lo miraba cada poco para ver si blanqueaba o se estropeaba. El hueso no se tocó en absoluto y quedó preciosamente blanco, con una textura como si fuera de plástico blanco brillante.
No hice apenas fotos, porque andaba con los guantes. Aquí os enseño el brazo que conseguí "rescatar" a tiempo casi intacto, y pude usar como modelo para reconstruir el otro:
En realidad es una pérdida de tiempo intentar reconstruir el brazo y las patas traseras ellos solos, porque no sabes la posición correcta de los huesitos con respecto al resto del cuerpo, pero bueno, era para ver si sería capaz de montarlo, aún no era tarde para mandarlo todo al garete, que la cosa pintaba cada vez más difícil.
Cada mano o pie tiene como veintipico huesitos, sin contar las uñas, tuve que mirar fotos para saber dónde tenía los tres dedos y donde tenía los dos dedos, uff, menudo lío. Además, es al revés en las manos y en los pies (cosas que se descubren en esos momentos sulfurosos). Fijo que algún huesito de la muñeca no va en la posición que es, pero casi que ya me daba igual (al cabo de un rato no veía nada de nada).
No sé si es muy ortodoxo, pero utilicé sobre todo pegamento de pistola caliente, porque seca al instante y porque haciendo un poco fuerza, se puede desmontar una y otra vez, y como no estaba muy segura muchas veces de la posición exacta, pues me vino de maravilla.
Pegué un trozo de su rama favorita en una pieza de aluminio de una pantalla que tenía por ahí y que pesaba un poco. La cola la dividí en dos trozos, limpié todos los cachitos que precisaban limpiar en cada una de las vértebras y las apófisis espinosas, lo bueno es que al remojarlo en el agua oxigenada, la columna (que antes estaba totalmente rígida) se volvió flexible como si estuviera en vida, ya que los cartílagos intervertebrales recuperan toda su movilidad, sin soltarse las vértebras.
Con dos alambres gruesos, monté la columna a la altura en la que estaría si estuviera sujeto en la rama. Cuando se secaría, quedaría exactamente en esa posición. Puede enrollar la cola como quise y la pegué con la cola caliente a la rama.
Hasta aquí, fácil ... Luego coloqué el esternón y el brazo que había reconstruido (y que tuve que desmontar otra vez) y la segunda mitad de las costillas extensibles que se unen al esternón.
Empecé poco a poco a limpiar estas finísimas costillas, con una delicadeza increíble, para comprobar, y casi desesperar, que una vez secas, eran tan frágiles como medio fideo. Se rompían con sólo sujetarlas con la pinza. Algunas se me han roto hasta en cuatro fragmentos cada una (en ese momento estuve a punto de mandar al bicho con su padre directamente) :'(, tuve que recomponer primero la costilla (tan fina como un alfiler) y luego, con una gotita de cola caliente, unirla a la superior en su posición. También tuve que colocar las costillas superiores en su posición con respecto a la columna.
Con un brazo, el animalito ya se sujeta sólo, así que retiré el primer alambre y coloqué el otro brazo. Aquí en esta foto todavía faltan la mitad de las costillas y que fue (con mucho) lo más difícil de todo el montaje, mucho más que las manos y los pies.
Luego sólo quedaban las patas traseras con los pies, quité el segundo alambre, y sólo quedaba la cabeza. La cabeza llevaba un día entero (a diferencia del resto de huesos, que estuvieron los que más un par horas) a remojo, porque no se quitaba la piel de la cara y la cresta. Resulta que los camaleones no tienen nada de carne en esa zona y la piel está íntimamente incrustada sobre el hueso, y no se iba el color. Al final, me arriesgué probando un poco de lejía en agua, con cuidado por si se disolvía, y como vi que no lo hacía y que poco a poco, el color y la piel desaparecían, pues me alegré mucho. Cuando quedó tan blanco como el resto de los huesos, lo pegué en su posición. La boca se puede abrir y cerrar recién remojada.
Como os digo, ni tan mal, estuve toda la tarde de ayer para hacerlo, con mucha paciencia.
Por cierto, descubrí cuatro
peculiaridades que sólo tiene este camaleón. Son defectos que se han quedado marcados en el esqueleto, para siempre. A ver si descubrís alguno, mirad especialmente mano y cráneo (el cuarto no se ve bien en la foto).
La foto es por el otro lateral, a ver si os gusta.
Mari Bichos dijo:
¿No le pondrás cristal protector?
´
Cierto, algo le tendré que poner, si no se ensuciará de polvo ....
Un saludo!