Como parte envuelta en todo esto, creo que las prohibiciones no llevan a ningún sitio, pero si la dignificación del animal. No puede soportarse por más tiempo el concepto de palmerita + gammarus + galápago americano. Son tortugas con unas necesidades de espacio, térmicas y lumínicas grandes, que requieren de conocimientos avanzados de terrarofilia para mantenerlas. Las que llegan a edad adulta en condiciones entran dentro más de lo anecdótico que de lo habitual.
Hay países en los que un animal no puede venderse si no se respetan unas normas mínimas de mantenimiento específicas para cada especie y redactadas por un comité de expertos. Y si no, no se puede tener. A LA HORA DE LA VENTA, ESTO ES COMPLICADO DE COMPROBAR. Pero lo que si está más que comprobado es que la tortugera con isla NO ES ADECUADA. De esa manera, ya se rompe una pata del negocio. Te puedes comprar la tortuguita, pero muchas madres y padres ya se echarán atrás a la hora de comprar un alojamiento potencialmente más caro. Hay que dignificar al animal, y no pagar un precio que lo convierta en una mascota basura.
El problema es que las tiendas las compran por menos de 5 euros, las venden cerca de 15 y con la tortuguera y el gammarus hacen una buena venta. Yo preferiria que costasen 40 euros, bien por el establecimiento de cupos de importación o por alguna clase de impuesto medioambiental asociado a la venta de especies potencialmente invasoras. Ya sería un freno al primer impulso de compra. Hay un refrán que dice que es un necio quien confunde valor con precio, pero esa necedad puede impulsar a no deshacerse de algo que tiene un valor a alguien que no quiere a su "mascota".
Por otro lado, el antropocentrismo proyectado sobre los animales, lo que se ha dado en llamar animalismo, que no es más que humanizar algo que no es humano, ha calado mucho en la sociedad. A mi se me ponen los pelos de punta cuando se habla en los medios de que unos "ecologistas" han soltado unos visones americanos de una granja y se han esparcido por una determinada zona, causando un estropicio de mil demonios que, por descontado, se obvia. Ese concepto mal difundido por los medios de "animalista" = ecologista anima a la gente a liberar a sus tortugas en nuestros humedales, creando un problema conocido por todos y dando pábulo a una supuesta limpieza de conciencia de que el animal va a estar mejor que en casa. Si, es cierto, va a estarlo, pero no las tortugas autóctonas, la ictiofauna, avifauna y el resto de herpetofauna y flora. Lo que se debería de multar fuertemente es la liberación de animales alóctonos en el medio.
Ahí es donde entra en juego la educación ambiental, pero ambiental de verdad. Y hay que saber distinguir al enemigo emboscado y disfrazado de ecologista, que cada dia gana más fuerza y está causando verdaderos quebraderos de cabeza a los que de verdad defienden el medio ambiente. Dignificar al animal si, humanizar al animal, no, estoy seguro que miles de perros veganos están de acuerdo conmigo.
Un saludo.