Yo nací bichera. Además con mas merito, en el sentido de que jamás tuve a nadie que me animara a ello, ni tuve la suerte de criarme con acceso a campo que facilitara el toparme con bichos. Y aun así… salí “rana”.
La 1ª palabra que dice mi madre que aprendí a decir fue GUAGUA, que decía cada vez que veía un perro. El 1er juguete que recuerdo haber tenido fue un toro de lidia de plástico, fíjate… y ahora soy antitaurina. Los 2ºs en mi memoria son mi colección de animales de plástico, un clásico de comprar en las ferias, serpientes, dinosaurios y una rana eran. También recuerdo con cariño mi colección de animalitos minis de plástico que tacaban con unos pastelillos de Tarzán ¿alguien los recuerda? A algunos ciervos les cortaba yo los cuernos para así tener ciervas. Desgraciadamente nada conservo de todo esto. Los muñequitos de Tarzán rodaron por casa hasta hace pocos años, pero después ya les perdí la pista.
Anécdotas… pues si tengo, pero ninguna donde intervinieran terceros. Siempre solo yo y los animales. En mi casa poco les importaban mis bichos y pocas veces les hice participes de mis locuras. Por eso para mi supuso el paraíso empezar a cartearme con un amigo bichero y después acceder por fin a Internet y a las tarifas planas para poder llamar a la gente por horas… verdad?
Centrándonos en los animales… mi enorme alegría cuando por 1ª vez vi una hydra o una planaria. Animales “de libro” que poder ver en verdad me suponía una emoción indescriptible. Lo mismo que ver ostracodos, cyclops, dafnias… descubrí un “Serengeti” en mi pequeño acuario exterior de 21 litros.
Otra ocasión… estando yo de “botellón” de noche en una pequeña zona con césped y árboles, entre 2 árboles una farola de esas de bola, que iluminan en todas direcciones, y pasar volando de un árbol a otro, sobre la farola, 1º un gorrión y después una lechuza. ¿Os imagináis en la oscuridad de la noche como se ve el pecho blanco de una Tyto si de pronto sale de la nada y vuela sobre una luz? Yo me quedé
Y no me sentí más sola en mi vida… rodeada de gente, a la que le importaba un pimiento lo que acababa de ver.
Otra experiencia para mi especial. No hace mucho, 2 o 3 años, que a lo lejos escucho cantar a un cárabo, me pongo a imitarlo, el canta, yo canto, el canta, yo canto, cada vez mas cerca, hasta que lo tuve en el pino al lado de mi casa y lo pude ver perfectamente gracias a una farola cercana. El “charlar” así con ese animal y “traérmelo” a casa me fue maravilloso. Lo malo es que ya yo también acostada, el tío siguió cantando por la zona un buen rato y mi yorky no paraba de ladrar, y no eran horas…
O la vez que trasteando en la laguna de El Portil a poco mas de 1 m de mi sale correteando tan tranquila una viperina ¡¡BILINEATA!! baby.
En verano, con la playa petada de gente, ir paseando por la orilla y estar allí tirado, muerto pero perfecto, un pez luna de unos 40 o 50 cm de diámetro, y la gente apartándose con asco… UN PEZ LUNA!! De las veces que mas sentí no tener la cámara con migo.
O el shock de la 1ª vez que vi en pajarerías una tortuguita no
T. s. elegans, etc etc.