Mari, los de la AHE ven la terrarofilia como un coco, pero creo que ya es algo tradicional en este círculo científico, y sin demasiado fundamento, no conozco ningún botánico que despotrique porque la gente tenga plantas en casa, o un invernadero. De hecho, en el jardín botánico de la Universitat de València se monta todos los años la exposición de la asociación valenciana de orquideas (OVAL), donde presentan toda clase de plantas híbridas, "biológicas" y lo que haga falta sin que nadie se tire de los pelos.
Entiendo que estén en contra del tráfico (legal e ilegal), de animales capturados, y que estén en contra de que la gente irresponsable los libere en el medio ambiente. Pero la culpa de eso no es de los terrariófilos al 100%, sino del modelo de comercio que potencia la mascota basura y de los pseudoecologistas y animalistas que tan buena prensa tienen.
Los terrariófilos tienen la culpa de aceptar que se vendan animales capturados. Si no se compran, se acaba la rentabilidad, y de intentar en muchas ocasiones abarcar más de lo que pueden, esta afición engancha, pero no más que los aficionados a los canarios, periquitos, orquídeas o palmeras.
En SOHEVA, asociación a la que pertenezco, nos dimos cuenta hace tiempo que la terrarofilia es una herramienta educativa de primer orden. Os pongo un copia-pega de lo que opinamos al respecto, que difiere sustancialmente de la AHE:
La terrarofilia se encuentra incluida en nuestros intereses, dentro de la comisión vivarística. Preferimos el término vivario frente a terrario, porque muchos anfibios y reptiles se mantienen en acuarios y acuaterrarios, junto con otras especies animales y vegetales, intentando lograr un equilibrio, por lo que la difinición se queda corta. Desde SOHEVA, intentamos fomentar la terrarofilia responsable, como un arma educativa en primer término, y como última oportunidad de conservación de ciertas especies como segundo.
La responsabilidad conlleva ofrecer a los animales, independientemente de su valor de mercado, unas condiciones dignas. SOHEVA, consciente de ello, ha llegado a acuerdos con empresas del sector para proporcionar esa tecnología a precios ventajosos. Además, publicamos regularmente artículos y realizamos cursos para conseguir este fin. De esta manera intentamos poner en valor estos animales, olvidando los dictados de los mercados.
La responsabilidad nos obliga a rechazar la captura de animales salvajes del medio ambiente para su mantenimiento en vivarios. Por un lado, supone la muerte innecesaria de miles de animales, a la vez que desaparecen del medio que se supone, intentamos proteger, y a su vez introduce animales en el mercado de mascotas a unos precios que, por desgracia, infravaloran los individuos. En estos momentos, consideramos que existen muchísimas especies a nuestro alcance, reproduciéndose regularmente, por lo que su captura se convierte en inútil, más allá de alimentar el mercado con animales a bajo coste.
Este bajo coste implica la compra impulsiva y poco meditada, incluyendo a potenciales clientes no necesariamente amantes de los reptiles y anfibios que al poco tiempo los liberan en el medio, en el mejor de los casos, provocando la entrada de nuevas especies en el medio natural, con un gran coste para las especies autóctonas y una tremenda devaluación de los individuos cara al aficionado medio.
Es por ello que desde SOHEVA intentamos poner en valor todas estas especies, no siempre lo más raro es lo mejor, intentando paralizar el tráfico de animales, que es el mayor problema actual de la terrarofilia, y fomentando la cría en cautividad de especies, que, debido a leyes cada vez más restrictivas en sus países de origen y a su desaparición, pronto dejaremos de ver. Por eso, invitamos a nuestros socios a centrarse en las especies que puedan mantener exitosamente y a establecer lineas estables de cría.
Consideramos que la existencia de lineas seleccionadas genéticamente de ciertas especies por su color o características morfológicas es algo positivo, puesto que su desarrollo no implica capturas de animales del medio natural, como ocurre con los geckos leopardo o las pitones bola. Si es algo normalizado en perros, gatos, conejos o distintas clases de peces, no tiene por qué serlo en el ámbito de los reptiles y anfibios. Sin embargo, esta actividad no debe ser nunca vista como un método de conservación.
Un verdadero método de conservación de reptiles y anfibios consiste en establecer líneas lo más puras posible de especies de anfibios y reptiles, a través de libros genealógicos, facilitando el intercambio de sangre en el territorio europeo, donde existe libre circulación, para mantener sanas los grupos de animales en cautividad que hace tiempo que no se importan masivamente y poder seguir disfrutando de los mismos, y llegado el momento, si fuera el último cartucho, poder reintroducirlas en su medio.
De la misma forma, intentamos dar una segunda oportunidad a animales abandonados por sus dueños, poniendo en valor los individuos.
Un saludo.