Me ha gustado mucho esta discusión, porque creo que es necesario de vez en cuando toparse con alguien que nos recuerde que por mucho que nos guste manipular la naturaleza para que forme parte de nosotros, normalmente lo que se consigue es humanizarla y despojarla de la gracia natural que tanto nos gusta.
Muchos amantes de los animales sufrimos esta contradicción, nos fascina manipular y disfrutar de los bichos pero intuimos que serían más “felices” sin nosotros.
Yo esta carga la llevo y no me queda más remedio que dejarla de lado para poder seguir recibiendo las buenas sensaciones que me transmiten y que por desgracia no recibiría si les brindase la libertad y el respeto que creo se merecen (nos topamos con alguien que está interactuando con una culebra y nos apetece poner orden, soltarle una charla y liberarla, pero si estuviésemos a solas la culebra estaría en nuestras manos y no se libraría de un achuchón).
Gracias Locutus por defender la puesta en libertad de la culebra, gracias David Briz por recordarnos que en parte ninguno estamos libres de pecado y gracias Samuel por exponer tan claramente todos los puntos de vista y respetarlos.
(Perdón por insistir en un tema olvidado desde Mayo)