Para los que no lo sepáis, yo soy el presidente de SOHEVA.
SOHEVA es una asociación de amantes de los reptiles, para la que el mundo de los vivarios en general es tan solo una parte de sus objetos de interés. Hay muchas otras vertientes como conservación, veterinaria o divulgación. A fecha de hoy nos relacionamos con otras asociaciones de la misma índole a nivel nacional o internacional, y tenemos firmados convenios de colaboración con numerosas entidades, tanto asociativas, gubernamentales, como del mundo académico. Realizamos muchas actividades, entre ellas nuestros conocidos cursos, jornadas y seminarios, que son seguidos por mucha gente, sobre todo profesionales y amantes de la naturaleza y gente vinculada con la conservación. Hemos colaborado con diversos proyectos, algunos de ellos con la Generalitat Valenciana o con asociaciones como Chelonia en España, y hemos organizado en varias ocasiones la prestigiosa European Freshwater Turtle breeders' convention, con presencia de importantes personalidades del mundo de los quelonios, entre ellos varios miembros de la IUCN-Freshwater turtle specialist group. Hemos sido invitados a symposiums herpetológicos en varios países de Europa. Yo mismo he dado charlas en Oporto en unas jornadas organizadas por el proyecto LIFE-Trachemys y para la BHS en Londres (British Herpetological Society), por cierto compartiendo mesa y mantel con la Gente de Durrell y Conservation International, entre otros. La administració valenciana en particular ha contado con nosotros para la elaboración de varias leyes y decretos, entre ellos el último catálogo valenciano de especies amenazadas. Por nuestra particular filosofía, muy cercana a la de la DGHT alemana, hemos formado grupos en Catalunya (GHTC), que con menos de un año de vida tengo el orgullo de ver como han organizado su primera jornada sobre anfibios en Arenys de Mar, y el grupo Soheva Cantábrico, que supervisa el proyecto de reproducción de la amenazadísima "Mauremys annammensis" en el zoo de Santillana del Mar. Escribo esto después de formar parte de la organización de las segundas jornadas sobre conservación del medio marino en la Universidad Católica de Valencia y llevo un rato devanándome los sesos a ver si somos capaces de recaudar 3000 euros para alquilar un transpondedor de satélite para ver como podemos seguir a una de las 102 Caretta caretta nacidas este año en la reserva natural del Saler este verano, ver si podemos hacer algún trabajito de seguimiento serio sobre nuevas poblaciones de camaleón común en la Comunitat Valenciana o ver como podemos colaborar en Catalunya en la erradicación de tortugas invasoras. También estamos pensando en realizar una campaña de instalación de charcas artificiales para facilitar la reproducción de anfibios o de localización de nidos de tortuga en playas este verano.
Os hago este resumen para entrar en harina con el nuevo catálogo español de especies invasoras o la nueva legislación europea. Ya os puedo adelantar que la noticia es una filtración hecha por algún funcionario del ministerio. No es nada extraño que los catálogos se revisen, de hecho, el catálogo valenciano por ejemplo, tiene una extensa relación de especies que se consideran potencialmente invasoras y que con el tiempo pasarán a invasoras. Todas tienen su razón para estar, discutible o no. En el caso de la filtración, las especies coinciden sospechosamente con las últimas importaciones de animales realizadas a España, por lo que la filtración tiene muy poca validez y debe haberla hecho algún funcionario poco informado, insisto. No obstante una ley de invasoras es fundamental. Es un instrumento para atajar la proliferación de especies que causan graves daños a la biodiversidad. Pero debe ser una ley que sea una herramienta real. No vale quitar o poner especies según su valor económico, como el caso del black bass. De qué sirve reproducir ciprinodóntidos amenazados, anfibios o tortuga si van a acabar en el estómago de algún pez que no se incluye porque a algunos les gusta pescar. O por qué no se puede poner al arrui porque a los cazadores les gusta abatirlos. O que decir de la perdiz griega, cuya suelta ha hecho que nuestra perdiz ya no exista y su recuerdo no sea más que un complejo híbrido donde perduran algunos de sus genes. ¿ Por qué no se regula de una vez el comercio de tortuguitas en pajarerias, toda una maquinaria orquestada para vender y vender sin importar lo más mínimo el bienestar animal o el peligro medioambiental?. Yo no dudo que se incluirán las especies que se tengan que incluir, pero nada de la mamarrachada que se ha publicado. Con algunas estaremos de acuerdo, con otras no. Seguramente harán alguna barbaridad, como el caso de la Chysemys picta, que obedece a un articulo publicado en los 90 por Albert Montori, y que incluso los autores se echan las manos a la cabeza, siendo que hay candidatas mucho más sólidas.
Dicho esto, SOHEVA no se va a meter a defender a ningún colectivo, sino a el sentido común a la hora de incluir especies en un catálogo de especies invasoras, dado el caso. Si se quiere prohibir alguna especie por otras razones, que sea en otra ley. Y lucharemos porque se incluyan todas las invasoras independientemente de su valor económico. Obviamente defenderemos la herpetocultura dentro de los límites que nos imponemos: crianza en cautividad, nada de capturas (no podemos promover fuera lo que luchamos por que no ocurra dentro) y bienestar animal ante todo. Viviariófilos bien informados y responsables. Si todas estas premisas no se cumplen nadie nos va a tomar en serio si tenemos que alegar objeciones a alguna ley. Llevamos años intentando construir una credibilidad, y ese esfuerzo cuesta mucho.
En cuanto a la petición que va circulando por change.org, no es el camino. El camino es trabajar para formar parte del grupo al que le consultan las cosas antes de hacer las leyes.
Las actividades y reuniones de soheva llevan un ritmo frenético particularmente desde 2008. Pese a la buena asistencia a los eventos, incluso los más terrariófilos, la presencia del gente del hobby es testimonial. Casi nula. Eso si, me harto de leer eso de "voy a la feria a apoyar a la afición".
Apoyar a la afición es involucrarse en desarrolar el hobby de la manera más diligente, responsable y satisfactoria, y de paso devolver algo a la naturaleza.
Un saludo.